Sin lugar para los débiles


“Les queremos dar las gracias a los miembros de la Academia por dejarnos seguir jugando en nuestro pequeño rincón del arenero”, dijo Joel Coen, junto a su hermano Ethan, cuando subieron a recibir, de manos de Martin Scorsese, el Oscar al mejor director por Sin lugar para los débiles (No Country for Old Men), en la madrugada del lunes 25 de febrero.

Me encantó ver a los Cohen recibir el premio. Lo tomé como una revancha, tanto para ellos como para mí, porque siempre fueron un tanto despreciados por el establishment de Hollywood y siempre fui un gran fan de sus películas.

Basada en la novela No Country for Old Men de Cormac MacCarthy, el filme transcurre en la inmensidad y soledad del paisaje de Texas mientras relata la historia de un sheriff (Tommy Lee Jones) que observa azorado la nueva realidad que le toca vivir, donde los crímenes por drogas, los mafiosos mexicanos y la violencia creciente, le recuerdan que su pueblo ya “no es un lugar para los viejos”.

Bajo este árido paraje, la historia arranca con un cazador (Josh Brolin) que se topa, en el medio de la nada, con las secuelas de una batalla entre narcos y un maletín con dos millones de dólares.

Quedarse con este dinero mal habido, fue su peor elección, ya que será cazado por un psicópata (Javier Bardem) cuya misión es recuperar el maletín sin importar cuantas personas tenga que cargarse en el camino. Varios pasos atrás, avanza el sheriff, quien intentará protegerlo en esta última cruzada antes de su retiro.

No cuento más.

En una suerte de western contemporáneo, Sin lugar para los débiles transcurre con un nivel narrativo quizás muy lento para algunos aficionados al cine estadounidense, con largas escenas y silencios en los inhóspitos parajes de Texas, y con un minimalismo estético a contramano de los códigos del Hollywood moderno (por eso sorprende tanto su triunfo).

Creo que es una película hermosa, triste, violenta y melancólica. Todo el mundo habla del papel de Javier Bardem, y admito que está muy bien en el personaje, con esa expresión que provoca escalofríos. Pero también destaco a Tommy Lee Jones, al que no recuerdo haberlo visto actuar con tanta naturalidad. No puedo pensar en otra persona para el papel del sheriff, con esa expresión de tristeza y desencanto, bajo ese manto de arrugas sureñas.

Algunos se quejaron del final y se sintieron estafados. Yo creo que es perfecto.

Gran película.

2 comentarios:

Bloc de Moda dijo...

que bueno leerte!

beso,

El inconsistente dijo...

Gracias Lore

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