El cadáver del Frontier


Si tenés la energía para caminar por el Strip de Las Vegas hacia el norte durante un buen rato, te vas a topar con el fantasma de un gigante: El enorme cartel del hotel New Frontier. Te recomiendo que lo hagas en el crepúsculo, así la vista del cadáver de hierro y tubos de neón es mucho más espeluznante.

El edificio fue demolido en noviembre del año pasado y sólo permanece en pie este venerable letrero, símbolo de una Las Vegas que murió hace décadas, la que fue fundada por los sindicatos del crimen de la costa este –el hotel Flamingo, por ejemplo, fue construido bajo la supervisión del gángster Bugsy Siegel– y que dio lugar a esta suerte de Disneylandia para adultos manejada por poderosas corporaciones del entretenimiento.

El hotel comenzó como un club nocturno en 1930, bajo el nombre de Pair-O-Dice. Luego pasó a llamarse The Ambassador Night Club en 1936, y pocos años después, en 1939, fue refundado como 91 Club. Más tarde fue reformado y bautizado como Last Frontier en 1942 y, finalmente, el 4 de abril de 1955, pasó a llamarse New Frontier.

Hospedó nada menos que a Elvis Presley en su primera visita a Las Vegas, en 1956, y fue el escenario del último recital de Diana Ross y las Supremes, el 14 de enero de 1970.

El millonario Phil Ruffin lo compró en 1998 y lo vendió a los propietarios del Plaza de New York, quienes planean construir el Plaza de Las Vegas. Donald Trump, socio de Rufin en esta maniobra, construyó también su propio hotel en parte de la propiedad del Frontier. Lo llamó con toda humildad Trump International Hotel & Tower.

El Frontier cerró definitivamente el 16 de Julio del 2007 y fue implosionado el 13 de noviembre a las 2:45am.

Por supuesto, se despidió a lo grande. Acá va el video.

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