Las locuras de Tim Burton


Anoche fui a ver Sweeney Todd: El barbero diabólico de la calle Fleet, la última genialidad del señor Tim Burton.

Es complejo dar una opinión objetiva tomando distancia de la adoración que tengo por este tipo y de mi fanatismo por películas como Beetlejuice (1988), Batman (1989), El joven manos de tijera(1990), Ed Wood (1994), La leyenda del jinete sin cabeza (1999), El gran pez (2003), Charlie y la fábrica de chocolate (2005) y El cadáver de la novia (2005). Pero haré el intento.

El filme aborda la historia del barbero Benjamin Barker, quien gozaba de una vida perfecta y tenía todo lo que un hombre puede desear: Una maravillosa esposa y una bellísima hija. Hasta que es acusado injustamente de un crimen que no cometió y encarcelado durante 15 años.

Hasta acá llegamos.

Se trata de una adaptación del musical de Stephen Sondheim que fluye en la bruma londinense de mediados del siglo 19, con un ambiente gótico que recuerda permanentemente a La leyenda del jinete sin cabeza. De hecho supuse que tenían el mismo director de Fotografía, pero no es así: Emmanuel Lubezki se ocupó de esta área en la historia del jinete descabezado y Dariusz Wolski hizo lo propio en el relato del barbero vengador.

Además, el musical de Burton tiene un reparto, a mí entender, de lujo: Johnny Depp, Helena Bonham Carter, Alan Rickman, Timothy Spall y el gran Sacha Baron Cohen, más conocido en estas tierras por interpretar los personajes de Borat Sagdiyev y Ali G.

Sólo Burton podría animarse a hacer una película como esta. Primero, es un musical (ya de por sí, un género difícil, por lo menos en esta parte del mundo, a juzgar por las “bufadas” de los asistentes a la proyección). Además, es cine gótico, muy al estilo de la casa Hammer de Inglaterra; y la fotografía transcurre en un inquietante tono gris, salvo en los flashbacks donde Benjamin Barker rememora su vida pasada, y en las escenas donde el barbero utiliza sus navajas de plata para dejar fluir toda la sangre que haga falta, con un rojo tan irreal como fascinante.

Si esto no es cine de autor, ¿el cine de autor dónde está? Me pregunto cómo logra Burton que financien y distribuyan sus películas, y en concreto este exponente, mezcla de cine gore, gótico y musical.

¿Será otra de sus genialidades?

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