El hombre de hierro no está tan oxidado


Has he lost his mind? Can he see or is he blind. Can he walk at all or if he moves will he fall? Is he alive or dead?, dice el comienzo de ese terrible himno de Black Sabbath llamado Iron Man.

Y sí, siempre es fuerte volver a escuchar ese tema, y más si se lo hace en vivo y cantado por Ozzy Osbourne, el tipo que inventó el heavy metal. Así, sin debates posibles: El tipo que, junto a Tony Iommi (guitarra), Geezer Butler (bajo) y Bill Ward (batería), deformó el blues hasta límites imposibles para convertirlo en esa masa oscura y opresiva que castigó tantos oídos durante los 70s.

Volviendo a Ozzy, el show en River arrancó poco antes de la 10:30pm, cuando las pantallas comenzaron a emitir un videoclip donde Ozzy parodiaba a series como The Sopranos y The Office, entre otros sucesos televisivos.

A esta altura yo estaba corriendo por la avenida Udaondo, moviendo mi panza a gracioso ritmo y deseando llegar cuanto antes, para no perderme el show y para terminar con semejante espectáculo. Lamentablemente esto no ocurrió hasta el comienzo del segundo tema, Bark at the Moon. O sea que me perdí I don’t want to Stop, poderoso exponente del último disco, titulado Black Rain, el cual descargué de Internet contra todos los anuncios que había realizado en ese sentido.

Avejentado (el 3 de diciembre cumple 60 años), pero con el carisma y el dominio de la escena intactos, Ozzy se dedicó a pasear por sus clásicos, ya que a I don’t want to Stop y Bark at the Moon, le siguieron Suicide Solution, Mr. Crowley, Not Going Away (este es nuevo), War Pigs, Crazy Train, Iron Man, Fire in the Sky, I don’t Know, Here for You (también nuevo), Change the World, Mama I’m coming Home y el festejadísimo Paranoid.

He leído por ahí que la voz de Ozzy también se mantiene intacta. Y esto es totalmente exacto, pero debo advertir a los desprevenidos que vean algún video del show que esa voz desafinada que van a escuchar es justamente lo que se entiende por “intacto”. Ozzy siempre ha desafinado, ahora y en 1970. Es su marca registrada y si afinara no sería Ozzy. ¿Me explico?

También tengo que destacar el solo de guitarra de Zakk Wylde. Luego de Crazy Train, el barbado violero se despachó con un crimen musical de 15 minutos, donde tocó con la guitarra atrás de la cabeza, con la boca y con quién sabe cuántas cosas más.

La verdad que, a esta altura de mi existencia, los guitar heroes me aburren un poco, y este solo fue demasiado. En mi opinión enfrió el show con tanto malabarismo efectista para enloquecer a un público, en gran parte neófito.

Sin embargo, el balance es muy positivo. Ozzy me sorprendió para bien. Se divirtió a más no poder (ya son clásicos sus baldazos de agua al público y a su propia cabellera), puso mucha cara de esquizoide como tanto le gusta a hacer, y nos deleitó con una hora y pico del mejor metal.

¿Qué más se puede pedir para un anti domingo?

Si querés ver fragmentos del show clickeá acá

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