La azafata López Murphy
En el viaje a Chicago, en mi inexorable camino hacia Las Vegas, me topé con una señora de edad avanzada, bastante malhumorada y con un evidente estado de fastidio con este viaje de más de 10 horas que estaba por comenzar.
Bueno, siempre hay algún personaje de estos arriba de los aviones, es normal, me dije.
El problema es que, como a los 10 minutos de haberme ubicado en mi asiento, comprobé que la señora en cuestión era una de las azafatas de American Airlines.
Las azafatas suelen ser criaturas delicadas, razonablemente atractivas y de edad media, dependiendo de la aerolínea.
Esta podría ser mi mamá, lo cual no es un problema si no fuera porque me daba miedo pedirle un vaso de agua, porque no sabía qué cara me iba poner. Es más, creo que si le suelto el rodete, le corto el pelo y le pinto un bigote, es bien parecida a Ricardo López Murphy, en su etapa buldog más recalcitrante.
No pongo una foto de este tipo porque no quiero arruinar la estética de mi blog. Pero ustedes lo imaginan. ¿Cierto?
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