Un caballero oscuro y violento

Luego de la estupenda Batman inicia (Batman Begins, 2005), que revivió la saga del superhéroe encapotado luego de las dos bochornosas experiencias de Joel Schumacher –un tipo al que detesto por haber destruido todo el universo edificado anteriormente por Tim Burton– tenía mucha curiosidad por saber qué pasos iba a seguir Christopher Nolan (Memento, Noches blancas, El gran truco) en la secuela El caballero de la noche (The Dark Knight).

Afortunadamente, mis dudas se disiparon en los primeros minutos de la proyección.

Esta nueva aventura del hombre murciélago se sube en la cresta de la ola de películas basadas en superhéroes de historieta, pero con altas dosis de adultez –con una oscilación permanente entre el thriller y el cine de gángsters–, un contexto político de actualidad, mucha oscuridad y violencia, y personajes llenos de matices. A esto se suma una artillería de efectos especiales propios de un tanque de estas características que, sin embargo, no agobian y fluyen a lo largo del filme como una herramienta más para el desarrollo narrativo.

En esta secuela, Batman vuelve a enfrentarse –tal como lo había hecho en la versión de Burton– con su archienemigo el Guasón, pero desde una visión mucho más cercana al comic de Frank Miller, The Dark Knight Returns. Esto permite que se apodere de la escena el verdadero dueño de este freak show, interpretado magistralmente por Heath Ledger.

Tal como lo afirma el propio Guasón en la película, él y Batman se complementan, se retroalimentan y se necesitan mutuamente para seguir existiendo. Son las dos caras de la misma violencia.

Dos caras que también tendrá el nuevo fiscal de Distrito, Harvey Dent (Aaron Eckhart), que encara la nueva crisis en Ciudad Gótica a rostro descubierto, representando una esperanza para Batman que quiere colgar la capa para detener la ola de violencia. Sin embargo, el poder destructivo del Guasón se descargará sobre Dent, que pagará muy caro su osadía y experimentará un cambio drástico en su existencia, convirtiéndose en un ser lleno de odio y resentimiento hacia sus antiguos aliados.

El resto del elenco incluye a Morgan Freeman, como un efectivo Lucius Fox, el genio detrás de los fantásticos artefactos que utiliza Batman; y Michael Caine, que parece haber nacido para interpretar al mayordomo Alfred. Por su parte, el teniente Gordon, interpretado por Gary Oldman, tiene más relevancia que en adaptaciones anteriores, y sin embargo creo que el actor aún no logra sacarle el jugo a este personaje. Lo mismo me pasa con la ex novia de Bruce Wayne, Rachel Dawes (Maggie Gyllenhall), que está mejor que Katie Holmes en Batman inicia, pero aún no me convence del todo.

En definitiva, creo que El caballero de la noche es una gran película. Nolan la dirigió efectivamente y aportó un guión creíble y lleno de pasajes memorables. Los efectos no saturan, y el ritmo del filme es tan intenso que hace que los 152 minutos se te pasen volando y termines pidiendo por más.