La leyenda del indomable

Hoy es un día triste. Me acabo de enterar de la muerte de Paul Newman, una de las últimas leyendas que le quedan a Hollywood.

No te voy a escribir su necrológica, para eso podés visitar cualquiera de los diarios que circulan en Internet. Sí te voy a contar lo que fue Newman para El Inconsistente, y cómo lo marcó desde chico con su filmografía, en especial, con ese gran clásico de la pantalla: La leyenda del indomable (Cool Hand Luke, 1967) del director Stuart Rosenberg.

Este drama carcelario describe las vivencias en una penitenciaría sureña estadounidense a partir de la llegada de Luke (Paul Newman), un joven rebelde y antiguo héroe de guerra, que se convertirá con su desobediencia en el ídolo de sus compañeros.

Luke desafía sistemáticamente a las autoridades con esa sonrisa inquebrantable y esa mirada cómplice, sin importar las consecuencias de semejantes desacatos.

Me quedo con una escena legendaria: cuando Luke le apuesta a la cuadrilla que es capaz de comerse 50 huevos duros en el lapso de una hora. Tal vez esa situación, tan imposible como absurda, es lo que define al personaje en toda su dimensión.

Y así como lo hizo Luke, Paul Newman también quiso enfrentarse a la muerte según sus propias reglas. El actor dejó la clínica donde estaba internado para pasar los últimos momentos en su casa, rodeado de su familia. Y no en una inmunda habitación de hospital.

Y ayer se fue y ya lo estoy extrañando...

¿Vos tenés algún recuerdo de Paul Newman?